Mi vida, mi árbol y el ansia de seguir viviendo en ti;
Soñé que no volvías, pero estabas ahí.
Mis madrugadas amanecidas en un adiós ferruginoso,
y un charco profundo de soledad que aun vivía en mi.
Ese dolor remolcado que me acompaña;
Esa vendimia de recuerdos;
Esa sobria visión que me atrapa en un exilio de aplacible
tristeza.
Soñé con dolida y lucida nostalgia, con tus labios y el
paraíso, con tu expresiva sencillez, no sabía las verdades que
fingías, ni que yo mismo vivía en un desierto, o en un
nirvana
de mental peregrinaje.
Soñé que no volvías, pero estabas ahí…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario